Coloquio Interdisciplinario de Educación abordó movimientos sociales de los jóvenes en Chile

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30 / 09 / 2016

En la actividad el académico de la U. de Chile Óscar Aguilera abordó la transformación de los jóvenes en actores políticos dentro del país, y el surgimiento de la “generación pingüina”.

Movimientos sociales de los jóvenes fue la temática abordada en el 33º Coloquio Interdisciplinario de Educación de la Facultad de Educación UDP, realizado el lunes 26 de septiembre y que contó con la exposición del Doctor en Antropología Social y Cultural por la Universidad de Barcelona, Óscar Aguilera.

La investigación presentada por el académico del Departamento de Estudios Pedagógicos de la Universidad de Chile da cuenta del proceso de constitución de movimientos juveniles en Chile en el período 2000-2008, la cual dio pie para la realización del libro “Movidas, movilizaciones y movimientos: Cultura política y políticas de las culturas juveniles en el Chile de hoy” (RIL, 2016), el cual publicó en marzo del año en curso.

Durante su presentación, Aguilera destacó que el foco de su investigación fue analizar la relación entre los jóvenes y la política, partiendo del planteamiento que hasta el año 2005 los jóvenes no estaban constituidos como un actor político. Hasta esa fecha, las movilizaciones estudiantiles se consideraban hechos de coyuntura, pero a partir de la llamada “revolución pingüina” identificó una ruptura generacional que haría cambiar este planteamiento.

Según su análisis, para que el movimiento surgido en 2006 se iniciara, algo debía haber pasado antes: “El referente más inmediato al que se recurre son las mesas de trabajo del 2005 en la Región Metropolitana, cuando Alejandro Traverso era Seremi de Educación y se empieza a reunir con los dirigentes de liceos emblemáticos. Ahí se dan cuenta que no solo hay emblemtáticos, sino que hay otras organizaciones estudiantiles. Esa interacción tan casual termina en ese proceso unificándolos, generando un bloque, en algo que previamente estaba disperso”.

Para que esto fuera posible, el académico señala que en algún momento el movimiento estudiantil secundario se debía haber fracturado, reconociendo el año 2000 como el momento de quiebre: “Lo que era la antigua Federación de Estudiantes Secundarios de Santiago, que venía dominada por los partidos políticos tradicionales, llega a un agotamiento de sentido y muchos de esos dirigentes salen y se vuelven a mezclar.  Ya no solo con liceos emblemáticos, sino que con estudiantes de distintos lugares, y con una particularidad: asumen más claramente que los adultos que el sujeto histórico que representaban era completamente distinto al del año 2000, porque ya no teníamos a la elite”.

Uno de los principales fenómenos que el antropólogo distingue de este nuevo actor fue un “cortocircuito” generacional entre los jóvenes movilizados en el 2006, en comparación a los que participaron de las movilizaciones en décadas anteriores.

“Ellos no tenían referencias del movimiento estudiantil de años anteriores, era como si ellos mismos lo hubieran inventado. Eso para temas de educación y transmisión de la cultura es tremendamente significativo, y creo que ahí todavía hay un gran vacío. Hay una desconexión en términos de memoria histórica, memoria social y memoria política”, señaló.

Para concluir, destacó que en la actualidad habla de la existencia de una “generación pingüina”, ya que “lo que estamos viviendo hoy día es la expresión de esta generación que comienza en 2006 y que a 10 años ya no está en la enseñanza secundaria. ¿A quiénes tenemos hoy día entrando en las universidades? A los más chicos del 2006. ¿A quiénes tenemos en el parlamento? A los más grandes del 2006. Por lo tanto, el recambio generacional en términos de cultura política es algo que estamos experimentando”, finalizó.