Académica Francisca Romo y participación en nuevo libro sobre la afectividad y el aprendizaje: “Tiene muchas lecciones importantes sobre el rol de los afectos en la enseñanza”

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La docente participó en la elaboración del capítulo sobre el estudio de las emociones docentes y su influencia en el área educativa.

02 / 10 / 2023

La académica de Pedagogía en Educación Parvularia UDP, Francisca Romo Escudero, participó recientemente en la elaboración del libro “Afectividad y Aprendizaje”, texto publicado por la editorial Springer que aborda el rol de la afectividad dentro y fuera de los entornos escolares desde una perspectiva interdisciplinaria.

En esta entrevista, la académica profundiza en la importancia de esta materia a nivel educacional, así como la influencia de las emociones de los docentes en el proceso de enseñanza y aprendizaje, temática que abordó en su capítulo del libro.

En líneas generales, ¿qué temática aborda el libro?

El libro se llama “Affectivity and Learning”, y como dice su título, explora la influencia de la afectividad en distintos ámbitos del aprendizaje, desde el que ocurre en espacios más formales, como en la escuela, hasta el aprendizaje en la vida cotidiana o en contextos clínicos. La afectividad es entendida ampliamente en el libro, incluyendo a las emociones, la motivación, las habilidades sociales y emocionales, entre otros. La afectividad es considerada como fundante y central para la acción humana.

¿Qué relevancia tiene para el escenario educativo actual la enseñanza de las competencias afectivas tanto a estudiantes como académicos?

Esencial. Me atrevería a decir que siempre lo ha sido, sin embargo, esto se ha hecho más evidente en las últimas décadas y, especialmente, durante y después de la pandemia. Esos años de funcionamiento totalmente anormal, con cuarentenas muy largas, aislamiento, pérdida de seres queridos, entre otros, tuvo un gran impacto en todos, pero principalmente en los niños y niñas que están en pleno desarrollo. Sus habilidades emocionales y sociales, que se desarrollan principalmente en la interacción con los/as otros/as, se vieron muy afectadas. En este sentido, hay que ponerse al día también con estas competencias, y no solo con aprendizajes más académicos. Por el lado de los/as docentes, aunque siempre ha sido una profesión muy demandante emocionalmente y cuya población presenta mayores niveles de agotamiento emocional y otros problemas de salud mental incluso antes de la pandemia, luego de ella, esto se hizo aún más evidente. Las y los docentes se están enfrentando a situaciones muy difíciles en las escuelas por sobre toda la carga que ya tienen. El apoyo para ellas/os es fundamental.

Además, debemos recordar que nos encontramos en una época caracterizada por la incertidumbre. Por poner solo un ejemplo, no sabemos bien hasta cuándo nuestro planeta será como lo hemos conocido hasta el momento (la crisis del cambio climático). En este sentido, las habilidades emocionales y sociales son fundamentales para navegar todos estos cambios. Además, con las nuevas tecnologías de información y de comunicación, incluyendo a las nuevas herramientas de inteligencia artificial, el conocimiento como tal está disponible y, más aún, ahora estas herramientas te pueden hasta resumir en segundos cuáles son los puntos más importantes- no tenemos necesidad de incluso leer. Esto nos hace cuestionarnos cuál debería ser el rol entonces de las escuelas y de las y los docentes. Creo que una avenida a explorar tiene que ver con el desarrollo de estas habilidades emocionales y sociales, además de otras, como las de pensamiento crítico.

En particular, participaste en el capítulo sobre las emociones de los docentes y su influencia en el proceso de enseñanza y aprendizaje. ¿Qué importancia tiene el estudiar esta materia a nivel académico?

El estudio de las emociones docentes es bastante nuevo. Hasta unas pocas décadas atrás, la investigación solo se fijaba en cuáles eran los conocimientos disciplinares y pedagógicos que tenían que tener las y los docentes para ser “efectivos”. Esto ha ido cambiando y se empieza a reconocer la importancia de las emociones, de cómo se producen, cómo se regulan estas emociones en el proceso de enseñanza y aprendizaje, y cuáles son los efectos en otros ámbitos, como el bienestar del docente o en las emociones de los propios estudiantes. En este sentido, creo que es importante seguir estudiando esta línea que es bastante nueva y producir mayor conocimiento de lo que ocurre con nuestras y nuestros docentes.

¿Qué principales conclusiones se vislumbran del capítulo?

En nuestro capítulo hacemos una revisión conceptual y empírica de dos grandes áreas del estudio de las emociones docentes. Primero, modelos teóricos que buscan describir y explicar cómo se producen las emociones docentes o, en otras palabras, cuáles son los “antecedentes” de una emoción docente. En segundo lugar, revisamos modelos de regulación emocional, en general, y cómo estos se han aplicado al estudio de docentes. Luego, revisamos investigación empírica reciente que estudia tanto antecedentes de la emoción, como su regulación. A partir de esto, en resumen, sugerimos que para que no sea tan desgastante emocionalmente para la o el docente, el foco debe estar puesto no en la respuesta emocional o, en otras palabras, en la reacción emocional frente a una situación, si no que en la evaluación de la situación previa a la respuesta emocional. Las y los docentes, por norma social, no pueden expresar emociones negativas; no es adecuado en una sala de clases que el docente demuestre su enojo, por poner un ejemplo. Entonces, muchas y muchos docentes pueden recurrir a fingir emociones positivas o a suprimir su emoción negativa, lo cual puede generar un trabajo emocional muy grande para el docente y tener efectos en su salud mental y física. Entonces, para evitar esto, la salida está en la generación de emociones positivas o placenteras de manera genuina. Para ello, sugerimos que es relevante apoyar la capacidad del docente de evaluar la situación (por ejemplo, un conflicto con estudiantes que se “portan mal”), para que logre identificar qué recursos emocionales, cognitivos, y de apoyo social tiene para hacer frente a la situación, y también a cómo flexibilizar sus planes, a analizar la situación desde otro punto de vista, para evitar la frustración, por ejemplo.

¿Qué importancia tiene para ti, como académica, el haber participado en una publicación de esta envergadura?

Estoy muy contenta y agradecida de haber podido colaborar en este libro tan importante con mis colegas Paulina Guzmán y Javiera Romo de Psicología UDD. Nos dio la oportunidad de estudiar a fondo distintos modelos teóricos (que también han sido probados empíricamente) para entender mejor los mecanismos implicados en la producción de emociones y sus efectos en las y los docentes. Además, personalmente, este trabajo se alinea muy bien con lo que estoy trabajando con los datos de mi FONDECYT y con lo que quiero seguir investigando en el corto y mediano plazo.  Realmente disfrute mucho participando de este libro.

¿Por qué el libro podría ser una herramienta esencial para el desarrollo docente? 

Creo que el libro tiene muchas lecciones importantes sobre el rol de los afectos en la enseñanza y en el aprendizaje de docentes y niños y niñas. Además, muchos de sus capítulos coinciden en cómo son las relaciones -afectivas y sociales- las que son claves en la producción de emociones placenteras y en el aprendizaje en general. Si pudiéramos detenernos un poco más en cómo generar mejores relaciones con nuestros y nuestras estudiantes, se aminorarían algunos (no digo que todos) de los problemas en el aula. Ahora bien, este libro también tiene un corte bastante académico y, además, está en inglés. Sin embargo, los editores en conjunto con Springer producirán un nuevo libro, en la línea de este, enfocado específicamente en la afectividad y la escuela y en español. Creo que será un referente muy importante, que puede ser difundido más ampliamente.

El libro, fue presentado el pasado 7 de septiembre en las dependencias de la Universidad del Desarrollo. Puedes revisar la intervención de la académica Francisca Romo E. en el siguiente enlace.