El programa de formación de la carrera de Pedagogía en Educación Diferencial se inspira en un proyecto innovador en el ámbito de la Educación Especial, al contar con los siguientes sellos distintivos:

Enfoque en la inclusión y justicia social: La UDP forma docentes que valoran la diversidad humana y la aprovechan para enriquecer el aprendizaje de todas y todos, a través de experiencias pedagógicas desafiantes y diversificadas que aseguran la accesibilidad, progreso y el reconocimiento de cada estudiante en el sistema escolar.

Mención en Desarrollo Cognitivo: La carrera otorga la mención en desarrollo cognitivo, proporcionando herramientas teóricas, aplicadas y prácticas para potenciar el desarrollo del pensamiento de las y los estudiantes y su calidad de vida, a través de experiencias de aprendizaje mediado y ambientes enriquecidos.

Formación práctica temprana: La formación práctica se desarrolla desde el segundo hasta el décimo semestre, promoviendo la colaboración con otros profesionales y familias en diversos espacios educativos como jardines infantiles, escuelas especiales y escuelas regulares, poniendo en juego de manera progresiva los conocimientos de la mención y la especialidad.

Sólida formación curricular y didáctica: La carrera entrega una formación curricular y didáctica alineada con el currículum nacional, que es fundamental para tomar decisiones de diversificación o adecuación que aseguren la presencia, el progreso y aprendizaje de todo el estudiantado en su trayectoria escolar, atendiendo a sus necesidades de apoyo.

La formación práctica de la carrera se inicia a partir del segundo semestre, con un trabajo indagatorio para explorar factores que inciden en el aprendizaje. Luego, en segundo año, los futuros docentes se integran a escuelas especiales para introducirse en el quehacer del profesional de Educación Especial. En tercer y cuarto año, las prácticas se implementan en escuelas básicas con proyectos de integración de niños/as con NEE y van aumentando progresivamente el tiempo presencial en terreno. En estos niveles, se centran en la adquisición de competencias profesionales específicas: evaluación psicopedagógica; diseño de aulas inclusivas; flexibilización curricular; hasta la implementación de un proyecto colaborativo en la escuela, destinado a reducir las barreras al aprendizaje y la participación, sobretodo en casos de estudiantes con NEE o en situación de discapacidad.

• Preferentemente en establecimientos de educación básica con proyectos de integración escolar.
• Escuelas especiales.
• Instituciones educativas o de salud que trabajen con niños y niñas que presentan necesidades educativas especiales transitorias o permanentes asociadas a problemas en el desarrollo cognitivo.