El/la egresado/a de la carrera de Educación Parvularia tiene los conocimientos disciplinarios, didácticos y pedagógicos necesarios para promover aprendizajes de calidad para todos los niños y niñas, y una educación integral que involucra a la familia y la comunidad. Es un/a profesional con un alto sentido de responsabilidad sobre su labor, que comprende los principales problemas y desafíos del sistema educativo, y que puede analizar críticamente las políticas educativas y los factores que inciden en el aprendizaje y desarrollo durante la infancia.
Tiene la capacidad de evaluar su propio desempeño, buscar y analizar evidencias, y articular la teoría con la práctica para tomar decisiones pedagógicas fundamentadas tanto en su experiencia práctica, como en la investigación. Su acción profesional se sustenta en la valoración por la diversidad de los niños y de sus familias, y en una ética del cuidado infantil que lo hacen garante de la protección de niños y niñas, contribuyendo responsablemente al mejoramiento de la calidad y de la equidad de la educación.
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Dimensión I: Comprensión del fenómeno educativo
Supone la comprensión de los procesos de aprendizaje y desarrollo desde los 0 a los 6 años, las políticas del área y el enfoque de derechos humanos y justicia social en el marco de una educación inclusiva, así como la capacidad de aplicar este conocimiento para fundamentar su desempeño profesional desde distintos ámbitos del saber.
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Dimensión II: Enseñanza de calidad para el aprendizaje de todos los y las estudiantes
Implica la capacidad de dominar las herramientas docentes requeridas para el desarrollo de una enseñanza de buena calidad en la primera infancia, y demostrar las disposiciones necesarias para un desempeño profesional competente, mediante la utilización permanente y sistemática de un razonamiento pedagógico que sustente su ejercicio profesional.
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Dimensión III: Formación personal y profesional continua
Considera la capacidad de entender que la profesión requiere de un desarrollo profesional continuo para mejorar distintas capacidades en el ámbito personal y profesional, acorde a las necesidades de un ejercicio profesional actualizado y competente, sustentado en una visión del rol del educador que contempla de manera permanente la toma de decisiones basadas en evidencias.