Columna de Julia Marfán y María Alicia Otaegui: No basta sólo con charlas de educación sexual

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Julia Marfán y María Alicia Otaegui - El Desconcierto

05 / 06 / 2023

A partir del anuncio realizado por el diputado del Partido Republicano, Cristóbal Urruticoechea, sobre promover el ingreso de un proyecto de ley para frenar las charlas relacionadas con la educación sexual en los colegios, y de la polémica surgida con motivo de la “Guía de sexualidad afectiva”, publicada en el año 2017, nos parece necesario detenerse sobre lo que se está queriendo instalar en la opinión pública y cuál es, a nuestro juicio, lo que necesitamos discutir realmente.

Presentar un proyecto de ley para “frenar” la educación sexual, y argumentar que esta promueve el adoctrinamiento de las y los niños, no sólo confunde, sino que es -en sí misma- una propuesta que conlleva un sesgo ideológico particular.

Lo que se busca es instalar, a priori, una consecuencia que nada tiene que ver con la Educación Integral de la Sexualidad (EIS, Unesco, 2018). Además, utiliza información errónea acerca de la EIS, afirmando que esta excluye la participación de las familias. De esta forma, el diputado Urruticoechea realiza afirmaciones que no se sostienen en la realidad amplia de nuestra sociedad y que tergiversan los principios y propósitos de la inclusión que están a la base de la Educación Integral de la Sexualidad.

Similar es la polémica desatada en torno a la “Guía de sexualidad afectiva”, de 2017, cuyas interpretaciones también se instalaron a partir de información parcial, pues las críticas confunden el material con las “Orientaciones para el resguardo del bienestar de estudiantes con identidades de género y orientaciones sexoafectivas diversas en el sistema educativo chileno”, propuestas por el Ministerio de Educación en mayo del 2023.

Estas orientaciones se presentan a las instituciones educativas (equipos directivos, familias, docentes y profesionales que trabajan en el sistema educativo) como un apoyo y compañía para su gestión, permitiendo que todo el estudiantado sea acogido y valorado en sus diferencias en igualdad de oportunidades.

Frente a este tipo de debate, nos parece urgente señalar que lo que requerimos consolidar como sociedad es que la EIS sea parte del conjunto de aprendizajes fundamentales y progresivos que el currículum escolar debe proveer a sus estudiantes. La Unesco señala dentro de los conceptos enfoques y competencias establecidos en 2014 sobre la EIS, que la educación en sexualidad se desarrolla a través de procesos de enseñanza-aprendizaje que contribuyen a la ética, equidad de género y el respeto por los derechos humanos. Esto se logra a través del fortalecimiento de capacidades que permiten al estudiantado pensar y actuar en diversos ámbitos de sus vidas de manera informada y responsable.

Ambas polémicas, y lo que estas provocan en la opinión pública, confirman la urgencia de que se ingrese un proyecto de ley para asegurar la inclusión de la EIS en el currículum escolar.

La elaboración de dicho proyecto debe asegurar un diálogo ciudadano informado, donde participen todas las y los actores involucrados: representantes de las familias que hoy son parte de nuestra sociedad; representantes de estudiantes que lleven las voces y necesidades que tienen niñas, niños y adolescentes de distintos contextos y trayectorias escolares; representantes de las y los docentes que den cuenta de sus necesidades de formación –inicial y continua– que requieren para abordar la EIS a partir de su saber pedagógico y profesional.

En este diálogo ciudadano es fundamental convocar a representantes del sistema público y de la sociedad civil que apoyan a las familias, a niñas, niños y adolescentes y a los centros educacionales, en aspectos como son la salud mental, la salud sexual y reproductiva, el resguardo contra la discriminación, la prevención y la atención frente a situaciones de violencia intrafamiliar y sexual.

Las familias, niñas, niños y adolescentes no pueden seguir presenciando más polémicas públicas mientras aumentan los actos de violencia intrafamiliar y de género, el acoso y abuso sexual y los discursos y actos discriminatorios hacia personas y familias que representan las diversidades que están presentes en las escuelas y en la vida cotidiana de todas y todos.

Por tanto, no basta sólo con hacer charlas de EIS en las escuelas, liceos y jardines infantiles, ya que estas sólo trabajan “temáticas” episódicas y reactivas que tienden a confundir o a abordar parcialmente un aspecto de la vida de niñas, niños y adolescentes que es crucial para el desarrollo de su bienestar integral.

La Educación Integral de la Sexualidad no es cuestión de un día en la vida escolar, o de una etapa que se va a “superar”: es un proceso de aprendizaje continuo y un derecho humano.

Por Julia Marfán, directora de Pedagogía Básica de la Universidad Diego Portales, y María Alicia Otaegui, secretaria de Estudios de Pedagogía Básica UDP, en El Desconcierto.