Entrevista a Felipe Kong: Educar en la reconexión para el buen vivir

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El académico transita su vida profesional entre la ciencia y el medio ambiente, recordando a través de la educación que somos parte de un planeta que hay que cuidar, proteger y conservar. Es Profesor Asistente de la Facultad de Educación, pero señala que esta enseñanza no debe recaer solo en las infancias, sino en cada habitante de este hogar.

12 / 10 / 2022

Geógrafo y licenciado en Geografía (Pontificia Universidad Católica), Diplomado en Estudios Avanzados en Didáctica de las Ciencias Experimentales, Magíster en Educación Ambiental y Doctor en Didáctica de las Ciencias y Educación Ambiental (Universidad Autónoma de Barcelona), ha encausado su trabajo de investigación hacia las concepciones de estudiantes y docentes acerca de la enseñanza de las ciencias y hacia los procesos de ambientalización curricular en los centros educativos, situando el educar al aire libre como una clave “vital y necesaria para volver a reconectar a la humanidad”.

  • ¿Cómo proyecta su línea de investigación?

Lo que proyecto son dos elementos: seguir consolidando la educación ambiental como un proceso pedagógico de formación ciudadana en los distintos niveles escolares y esto transmitirlo de una a otra manera a la sociedad y, por otro lado, desarrollar una educación que vaya un poco a contrapelo de lo que está en las políticas actuales de educación, que habla sobre una educación para adaptarse al cambio climático, para adaptarse calentamiento global. También tiene que ver con una educación tan importante que se basa en la restauración. Que miren la naturaleza para resolver los problemas a los que nos vemos enfrentados. El uso de los espacios naturales, educar al aire libre es vital y necesario para volver a reconectar a la humanidad, a las futuras generaciones con la naturaleza, porque nos hemos ido alejando como sociedad, como país, como planeta en general del contacto que tenemos con la naturaleza. Tiene que ver, como lo llaman los pueblos originarios, con el buen vivir. Esas son mis dos líneas de investigación: fortalecer la educación ambiental teórica y metodológicamente y ocupar esta reconexión a través de la restauración de los ecosistemas por medio de actividades pedagógicas que estén vinculadas al aire libre.

  • ¿Cuáles cree que han sido los avances alcanzados en la educación del medio ambiente? Y ¿cuál cree que son sus principales desafíos?

Los avances han sido muy importantes. Yo considero que existe una buena institucionalidad ambiental. Este Ministerio del Medio Ambiente, a pesar de todas las críticas, ha avanzado, desarrollando programas en líneas de educación ambiental, de participación ciudadana. Si no adherimos a ciertos objetivos de desarrollo sustentable a nivel mundial. El tema es que tenemos un modelo muy instalado, un modelo europeo, un modelo anglosajón, un modelo norteamericano, pero la realidad cultural de Latinoamérica y respecto de nuestra geografía no es la misma. Entonces, cuando hablamos de problemas ambientales nuestros propios problemas ambientales que muchas veces tienen que ver con la historia, con nuestros recursos, con ciertos discursos de poder instalados en los territorios. Yo creo que hemos avanzado y que ahora nos falta hacer el ejercicio reflexivo de mejorar nuestro desempeño ambiental como ciudadano y ciudadana.

  • ¿Considera que la educación inicial, básica y secundaria integra la dimensión de educar sobre el medio ambiente, su cuidado y el reconocimiento de su hábitat?

Sí, está integrada desde distintas dimensiones. Desde la dimensión del conocimiento, de los contenidos, y también desde la dimensión evaluativa, es decir, se evalúan las actividades, ya sea en educación inicial básica, secundaria, incluso universitaria, respecto a temas ambientales. El gran tema es que no hay un desarrollo de habilidades que uno pudiese eventualmente comprobar en el desarrollo de una educación ambiental integral, donde hay una valoración por el cuidado y protección del medio ambiente, más allá de la entrega de un contenido que puede ser asimilado como, por ejemplo, la fotosíntesis, la geometría o un elemento claro, mucho más tangible. Lo que se espera es que tenga una repercusión a lo largo de la vida del niño, la niña, los jóvenes, la ciudadanía en general, para que puedan habitar de mejor manera este planeta.

  • Las infancias cada vez están teniendo más conciencia de la necesidad de reciclar, pero ¿cree que tienen incorporado la necesidad de no contaminar en primera medida? La educación en los colegios, ¿cómo se está haciendo cargo de este tema?

Hay una relación mucho más directa, dado que el ambiente en el cual se mueven los niños, la infancia, está muy mediatizado y el reciclaje también. Sin criticar, creo que le ha quitado un poquito de peso al real componente ambiental, que tiene que ver con la restauración de los ecosistemas, con el buen trato entre el ser humano con las otras especies, el turismo responsable, otras maneras de transporte mucho más amigable, etcétera. Entonces, creo que el reciclaje sí está instalado como tema en los colegios, en los distintos recintos educacionales, pero le va quitando peso a lo que realmente importa y que tiene que ver con restaurar los ecosistemas en los cuales vivimos hoy en día.

  • Somos un país conocido por sus desastres naturales, terremotos, inundaciones, entre otros. ¿Cómo enseñar a conocer Chile desde esa perspectiva sin infundir temor?

Lo primero habría que enseñarles que son condiciones naturales que el planeta tiene y, por ende, nosotros, como país, también poseemos. Entonces, a pesar de ser claros en cómo se plantea el desastre, es decir, que son eventos naturales que son condicionados por la acción humana por habitar lugares que no nos corresponden, debemos estar precavidos ante cualquier tipo de fenómeno natural que se desarrolle. Son desastres naturales en la medida que nosotros no enseñamos esto a la infancia y especialmente, al mundo adulto también. Estamos cargando mucho a la infancia, al mundo infantil respecto a esta responsabilidad, pero somos los adultos quienes debemos hacernos cargo de esto y proveer de la mejor manera posible de herramientas pedagógicas, tecnológicas, éticas, a la formación inicial del niño o de la niña, de los jóvenes.

  • ¿Qué consecuencias tiene el no abordar la crisis ambiental planetaria en las aulas?

Tiene montón de consecuencias dado que la no comprensión del fenómeno natural, del fenómeno climático o el fenómeno meteorológico, tiene que ver con el día a día primero, porque hay una confusión respecto a qué es clima y qué es tiempo, entonces ya partimos de una base un poco precaria para instalarlo y enseñar de buena manera estos conceptos. Hay avances en el currículo escolar y han mejorado, especialmente los que están relacionados a tercero, cuarto medio en ciencias para la ciudadanía. En la enseñanza básica igual, son contenidos que se entregan de una manera de transmisión de una información, pero después cuando el niño la niña o el joven no tiene o no se desarrolló la capacidad suficiente, porque en la escuela, en la universidad, no se desarrollaron, o las mismas comunidades no desarrollan qué hacer con esta información. Entonces, básicamente tiene que ver con enseñar a resolver el problema cuando se enfrente al ante esto y a tomar decisiones como ciudadano como ciudadana que cohabita y convive con otro, con otra, con otra especie, con un ecosistema. Nos hace falta instalar de buena manera esta idea de crisis climática que, en rigor, nos afecta a todos. Hay elementos que son un poquito más complejos de enseñar, que tienen que ver con que no tan solo nos afecta a nosotros, si no, a la humanidad por completo y a toda la especie que nos acompaña y nos rodea.

  • Como sociedad, ¿cómo comenzar a transitar hacia un paradigma en donde la educación se haga cargo de este tipo de temas?

Creo que lo principal es que tiene que haber un cambio cultural. Hay una definición de cultura muy interesante, muy bonita, que dice que la cultura hace imposible aquello que hace años era posible. Es decir, por ejemplo, el machismo, la violencia, la dictadura o distintos elementos, fenómenos sociales y culturales que se han desarrollado que, hoy por hoy, son absolutamente rechazados por una parte de la humanidad. Entonces, tiene que haber un cambio cultural con el tema ambiental. Es cierto, está instalado como paradigma cultural para que, de una u otra manera, rechazarlo. Así el combustible fósil debiese ser rechazado, todo evento de grandes explotaciones, de abusos de los recursos naturales debería ser rechazado. Culturalmente, la sociedad, especialmente nosotros como país, somos un país frágil cuidando nuestra fisonomía geográfica. De ahí que sea necesario un cambio cultural y para ello, debe existir educación ambiental que, en rigor, no es una meta, sino un proceso, una forma de relacionarse o interactuar con otros seres humanos.